martes, 21 de diciembre de 2010

Encontrar un camino entre copos de nieve

Estaba perdido. Saber lo que no quería no me daba ninguna pista acerca de lo que necesitaba. Recorrí las mismas calles una y otra vez sin encontrar respuesta alguna. Algun recuerdo aleatorio se cruzó conmigo en las esquinas vacías de la noche. Sentía que una parte de mí se había desvanecido y que tu muerte se había llevado un pedazo de mi cordura.


Compré un billete sin retorno ni destino, necesitaba estar solo y pensar, alejarme de mí mismo para encontrar la respuesta a las preguntas que nunca me atreví a formular, para recordar todas aquellas palabras que nunca llegaste a decir.


No eran las ilusiones y promesas que te llevabas las que me preocupaban, la posibilidad de olvidarte llegó a obsesionarme. Seguí tu rastro por todos aquellos lugares que habías visitado antes de conocerme, encontré los escenarios que poblaban las fotos de tus recuerdos. Aún así, no conseguía encontrarte. La habitación había perdido tu olor y en la cama sólo quedaba sitio para tu ausencia. Cada noche sin ti era una nueva mañana de soledad gris y murmullos de realidad que sonaban lejanos.


La navidad llegó blanca y nevada, ahogando los últimos ecos de tu presencia en el silencio de la suave ventisca. No podía dejarme caer en esta espiral sin sentido para siempre. Rompí las normas de este luto invisible y salí a la calle observando a la gente, disfrutando de las familias que paseaban tranquilas, enteras. Me acerqué al sitio donde mis amigos cenaban y reían, me senté con ellos, me dieron la bienvenida.


“En definitiva estas fechas estan para esto” me dije convenciéndome de que eran un punto de partida para enfrentarse al nuevo año con una sonrisa cada vez más sabia y arrugada. Empecé a recordarte como un fantasma del pasado, más que del presente.


Te encerré en mis recuerdos para no dejarte marchar, te soñé infinitas veces más y te añoré en lo más profundo de mis suspiros. Sin embargo, recuperé algo que había perdido desde aquel día: ser yo mismo. Entonces entendí que esto era lo que habrías querido, que siguiese adelante sin importar que no estuvieses a mi lado; y ya no me perdí, nunca más.

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